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Estas intervenciones se van complejizando conforme abarcamos diferentes problemáticas de vivienda, que necesitan nuevas soluciones, integrales y multidisciplinares. Esto sólo es posible con un equipo formado por profesionales cada vez más especializados/as pero con una concepción holística del derecho a un hogar; en 2016, el número ascendió a 86 profesionales. El trabajo en alianza con otras entidades que complementan lo que hacemos, así como el apoyo de administraciones y empresas, proporcionan la base sobre la que mejorar nuestra intervención en la vida de las personas con las que trabajamos.


Durante 2016, hemos incorporado nuevas formas de hacer en Provivienda y se han fortalecido intervenciones que, a día de hoy, siguen siendo necesarias. En 2017, seguimos en esta línea: trabajando con las personas, por su derecho a una vivienda.

La historia de nuestra organización es la historia sobre nuestro trabajo con la vivienda; sobre la concepción de qué entendemos por alojamiento digno y el papel que le damos al derecho a la vivienda en nuestras intervenciones. Con nuestra historia, se entrelazan los acontecimientos que dificultan o facilitan que las personas tengan un hogar, y cómo el trabajo que hacemos es capaz de adaptarse a estos nuevos contextos.

 

Resultado de esto son las 131.055 personas que hemos alojado durante nuestros 27 años de trabajo, que en 2016 se concretaron en 2.236 alojadas en nuestros proyectos. Tan importante es conseguir un hogar como poder mantenerlo a lo largo del tiempo, algo presente en las 1.018 viviendas que gestionamos durante el año pasado. En esta línea, trabajamos en los diferentes municipios en los que Provivienda estuvo presente durante 2016 con los 38 proyectos y programas, algunos que desarrollamos desde nuestros inicios y otros que surgen de las necesidades de vivienda emergentes.

 

Nuestro modelo de trabajo, la mediación en alquiler, que surgió en los inicios de Provivienda, sigue vigente hoy en día, cuando los problemas para conseguir una vivienda digna continúan afectando a una parte importante de la población. En 2016 seguimos, por tanto, replicando nuestros proyectos de mediación y de inclusión residencial en diferentes territorios en los que no estaba presente.

 

Por su parte, las necesidades emergentes de vivienda nos instan a diseñar nuevas formas de intervenir sobre la realidad social: las situaciones de pérdida de vivienda, la llamada pobreza energética o los problemas derivados de la ocupación por necesidad, nos han movido a plantear nuevos proyectos en 2016. Por su parte, la crisis humanitaria de las personas refugiadas, y los problemas a los que se enfrentan en su acogida e integración en España, en parte por las dificultades de alojamiento, nos empujan a ampliar nuestro trabajo hacia este colectivo.  

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